El casco viejo de Bilbao

Ruta de un día paseando por el centro de Bilbao

El Casco Viejo, el Ensanche o el Museo Guggenheim son lugares imprescindibles para visitar en Bilbao. La capital de Vizcaya posee un curioso encanto en sus calles con la modernidad como protagonista y cada vez son más los lugares destacados en las guías para que una ruta de un día por la ciudad no deje indiferente a nadie. 

Caminar por el centro de Bilbao nos puede descubrir un sinfín de tesoros y paseando durante un día podremos empaparnos de la belleza del norte de la península a través de una de las ciudades que más han evolucionado hacia la modernidad y la habitabilidad. Degustar el sabor un pintxo en una de las barras con más variedad de la gastronomía nacional, conocer las fabulosas tiendas llenas de opciones o dejar pasar la tarde en un café con encanto, son algunas de las actividades que acogen al turista en la capital de Vizcaya para que más que viajero se sienta como un bilbaíno más.

La ubicación del hotel es fundamental para no perderse ni un detalle de la ciudad, sobre todo en estancias cortas. Alojarse en un lugar céntrico como el Mercure Jardines de Albia en Bilbao es clave para conocer todos los puntos de interés sin tener que preocuparse por el transporte, solo caminando unos pocos pasos en una cómoda ruta a pie. A escasos metros del hotel, los Jardines de Albia ofrecen un hermoso y frondoso arbolado para escapar del frenético ritmo de la ciudad. Quien los visite no se debe perder el estanque y otros monumentos como estatuas de personajes relevantes para la historia del País Vasco, pero si ya tienes tu reserva en el hotel Jardines de Albia y quieres conocer los puntos clave que hacen de Bilbao un destino top, no te pierdas los lugares que te recomendamos:

Casco Viejo
El Casco Viejo es una de las zonas más antiguas de Bilbao y el núcleo originario donde nace la ciudad. Los visitantes pueden volver la vista atrás al contemplar el Teatro Arriaga, cuya espectacular fachada nos ofrece una imagen deslumbrante que recuerda a la Ópera de París. Muy próxima, en la calle Bidebarrieta, se encuentra la Biblioteca Municipal (antiguo Palacio de las Libertades), un edificio de estilo ecléctico que abre camino hacia el casco histórico. Además de los enclaves culturales, en Bilbao destaca un rico ambiente comercial que pone de manifiesto el relevante papel mercantil que siempre ha tenido la ciudad. Las diferentes tiendas y negocios, así como el ambiente de las plazas y calles colmadas de pequeños bares, son la mejor muestra del carácter de sus gentes. Continuando a pie, nos abrimos camino hacia la Plaza de Santiago y la Catedral. Su arquitectura habla de distintas épocas: el neogótico del siglo XIX, el fluir de peregrinos hacia Compostela, el gótico del medievo… Y saliendo de la catedral por la puerta del pórtico nos adentramos en las conocidas Siete Calles: Somera, Artecalle, Tendería, Belosticalle, Carnicería Vieja, Barrenkale y Barrenkale Barrena. Es obligatorio perderse entre sus gentes y quedarse embobado girando esquinas y mirando fachadas. 
La RIbera
Al dejar las Siete Calles nos asomamos a la Ribera y sin dejar la Ría podemos conocer Bilbao la Vieja, una zona tan antigua como el Casco Viejo pero con otro carácter. No hay que perderse el Mercado de la Ribera y la iglesia de San Antón, que con su imponente piedra preside la villa. Por la calle Ronda todavía se pueden observar tramos de la muralla que, aunque ya no se conserva, continuaría hasta el Portal de Zamudio. Desde ahí es fácil abrirse camino a la Plaza Miguel de Unamuno, con sus Calzadas de Mallona, la iglesia de los Santos Juanes y la calle sombrerería que lleva a la Plaza Nueva.
La Plaza Nueva
Para empaparse de Bilbao con propiedad la Plaza Nueva es el lugar ideal, un enclave donde pararse a descansar y observar pasar la vida. Destacan los arcos que la conforman, bajo los que se esconden interesantes tiendas y bares, así como un reloj y el escudo del Señorío (antigua sede de la Diputación), pero la construcción que dota de carácter al lugar es la Euskaltzaindia, la Real Academia de la Lengua Vasca. Saliendo por uno de los arcos, el de la calle Correo, sigue la vorágine comercial para llegar a los jardines del Arenal. Y al fondo, el Ayuntamiento que se abre hacia el Ensanche de Bilbao.
El Ensanche
Paseando por la Alameda Mazarredo llegamos a la principal arteria comercial de la ciudad: la Gran Vía. No sólo tiendas, sedes bancarias y bares destacan en la zona, el Palacio Floral nos mostrará el camino hacia la Plaza Moyúa, también conocida como plaza Elíptica. Allí “Los fosteritos”, que son nada más y nada menos que las bocas de metro (en honor al arquitecto británico encargado del proyecto, Norman Foster) enmarcan el que se erige como centro neurálgico de la Gran Vía. El conjunto de imponentes y eclécticos edificios de la plaza, así como la fuente, ponen de manifiesto que en la capital vizcaína confluyen diferentes elementos: mar y montaña, ciudad e industria, clásico y moderno.
Museo Guggenheim
Nuestra ruta está casi completa y sólo nos queda conocer uno de los emblemas de la ciudad: el Guggenheim. A la orilla de la Ría, dejando atrás la Alameda Recalde y el Puente de la Salve, se descubre el magnífico edificio de titanio y cristal. Con más de un millón de visitantes anuales que acuden a empaparse de arte contemporáneo, lo más llamativo del museo son sus formas curvilíneas y retorcidas, así como su magnitud. 
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