Ruta gastronómica por el centro de Portugal

Una ruta gastronómica por el centro de Portugal tiene que contar inexcusablemente con Lisboa. La capital lusa conserva un buen puñado de restaurantes y tascas que muestran la cocina portuguesa más auténtica, pero también ha sumado propuestas modernas y creativas que utilizan como cimientos la personalidad de unos fogones admirados en medio mundo.

Una callejuela cualquiera de la Alfama. De un destartalado bar salen notas musicales en forma de fado y una anciana asoma su rostro por una ventana para tender la ropa. Un gato se siente invadido por un grupo de turistas que superan a duras penas las cuestas del barrio. Mientras, en una pequeña tasca baten los huevos que compondrán un exquisito ‘bacalhau a brás’, al mismo tiempo que en los fogones se hace lentamente un arroz caldoso de marisco. Lisboa es fado, decadencia, cuestas imposibles, miradores, la luminosidad del sol reflejada en el Tajo, pero también es una cocina excelsa. Una ruta gastronómica por el centro de Portugal tiene que hacer siempre parada obligada en la capital lusa, y no sólo para zambullirse en una cocina tradicional de platos abundantes y sabores únicos, sino también para descubrir nuevas propuestas que demuestran la evolución imparable de unos fogones que se adaptan a los nuevos tiempos. Qué mejor para viajar con amigos que compartir mesa y mantel en la capital lisboeta. Es una parte fundamental del viaje como lo es adentrarse por el Chiado, la Alfama, el Barrio Alto, o la Baixa.

Lisboa, Sintra y el buen yantar, una combinación idílica

Una ruta gastronómica por el centro de Portugal es una buena excusa para combinar dos ciudades cercanas que se complementan a la perfección. Hablamos de Lisboa y Sintra, están separadas por apenas media hora en coche, aunque os vamos a proponer un trayecto un poco más largo pero con más alicientes. Para ello lo ideal es alojarse en un hotel en Lisboa y desplazarse desde allí a Sintra. El hotel Mercure Lisboa, situado junto a la parada de metro de Praça de Espanha y al Jardín Zoológico de Lisboa, es un alojamiento moderno y de calidad para disfrutar aún más de la estancia en la capital lusa.

Desde Lisboa recomendamos desplazarse a Sintra por la carretera que va en paralelo a la desembocadura del Tajo en el Atlántico. Es la N6 y, aunque supone un trayecto más largo, está repleta de paradas muy seductoras. La primera, el barrio de Belém. Además de su emblemática torre y el espectacular Monasterio de los Jerónimos, la gastronomía tiene un papel protagonista, ya que en este lugar dan forma a los únicos y genuinos pastéis de Belém. Están elaborados con pasta de hojaldre y crema, pero su receta es un secreto muy bien guardado que solo conocen tres personas en el mundo. En otros lugares de Portugal los encontraréis como pastéis de nata, ya que solo la Casa Pastéis de Belem (Rua de Belém 84-92) puede denominarlos así. Habrá que esperar alguna pequeña cola, pero merecerá la pena para disfrutar de la tentación más dulce.

En esta misma zona, otra propuesta para paladear la cocina tradicional lusa: restaurante A Maritima Do Restelo (Rua Bartolomeu Dias, 110). Los arroces caldosos y pescados frescos como la corvina a la parrilla son una delicia para los sentidos.

Seguimos avanzando rumbo al Atlántico. Estoril y Cascais son otros dos interesantes altos en el camino. Posteriormente nos adentraremos en el verde del Parque Natural de Sintra-Cascais para hacer una última parada antes de llegar a la ciudad de los palacios. Se trata del Cabo de Roca, el punto más occidental de la Europa continental. Un paraje con acantilados de vértigo y donde la furia del Atlántico se vive en primera persona. El lugar donde la tierra acaba y el mar comienza, como afirmó el poeta Luis de Camoes.

Al fin llegamos a Sintra, una ciudad de cuento donde palacios y castillos parecen brotar de la frondosa vegetación. El recorrido por cada uno de sus atractivos daría para más de un día, pero recomendamos dos paradas: el Palacio da Pena y la Quinta da Regaleira, con su pozo iniciático.

De regreso a Lisboa retomamos la ruta gastronómica con varias sugerencias. Los amantes del arroz caldoso de marisco no pueden dejar de descubrir un clásico de la ciudad, la Marisquería Uma (Rua dos Sapateiros, 177). A un precio muy ajustado y en un ambiente cien por cien tradicional, los veteranos propietarios del local elaboran uno de los platos más demandados de la capital lusa. Pero la cocina creativa también se ha abierto paso entre la tradición. Un ejemplo es el restaurante 100 Maneiras (Rua do Teixeira, 35 y Largo da Trinidade, 9) del chef bosnio Ljubomir Stanisic. El primer local cuenta con un menú degustación cerrado muy interesante y el segundo, es un bistró con una carta amplia en la que los sabores clásicos portugueses se fusionan con las propuestas más innovadoras.

Nuestra ruta finaliza en un lugar alejado de los circuitos turísticos. Para ello tenemos que tomar un barco, concretamente el Transtejo, que parte de la estación de Cais do Sodré. En pocos minutos llegaremos a un paraje llamado Cacilhas, que pertenece al municipio de Almada. Allí, al otro lado del Tajo, disfrutaremos de las mejores vistas de Lisboa con su silueta a nuestros pies. Y qué mejor que combinar esas vistas panorámicas con una cena al atardecer en el Ponto Final (Rua don Ginjal, 72). Bacalaos, pescados frescos a la parrilla y unos postres deliciosos a sólo unos centímetros del río, con Lisboa saludándonos desde el otro lado mostrando su mirada nostálgica y amable.


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